Entrevistamos a Marcela, refugiada LGTBI+ que huyó de su país para poder amar en libertad.
¿Cuándo y porqué decidiste pedir asilo político en el extranjero?
Mi pareja Amelia y yo lo decidimos en Madrid debido a que hubo un retroceso en las políticas que se intentaban instaurar en Perú con respecto al matrimonio homosexual y a la educación en género.
¿Cómo es ser homosexual en Perú?
Es una lucha constante que continúa sin encontrar alianzas claras en cuanto a leyes, pero sobre todo en cuanto a educación. Perú es uno de los países con nivel educativo más bajo en toda Latinoamérica, y no solo en referencia a lo académico, sino a la educación en valores.
¿A qué te dedicabas en Perú?
Trabajaba como Productora de eventos y creadora de contenidos. Pero al mismo tiempo como editora de mi propia editorial Pequeño Pato Salvaje, fundada con Amelia.
¿Qué sucedió cuando creasteis la editorial?
Trabajamos durante dos años preparando la primera publicación y cuando ésta ganó un fondo español para ser publicada, tuvo una serie de inconvenientes gestados por el personal a cargo en ese entonces de brindar el código ISBN en la Biblioteca Nacional de Perú. Una vez superado esto, sufrimos constantes ataques virtuales y presenciales en las presentaciones públicas. Con las siguientes publicaciones decidimos no hacer presentaciones públicas.
¿Qué dificultades has encontrado a la hora de solicitar asilo?
Nosotras tuvimos suerte de encontrar personas dentro de asociaciones de ayuda a migrantes que nos supieron explicar paso a paso el proceso, porque además compartimos el mismo idioma. Sin embargo, llegar a conocer los pasos de los procesos, y los tiempos de espera entre uno y otro, generan una frustración muy grande.
¿Qué ha sido lo más difícil de cambiar de país?
Entender que no podemos estar con nuestras familias (padres, hermanas) en el caso de que algo suceda con ellos. La imposibilidad de volver sin que eso signifique renunciar al proceso de solicitud de asilo es muy doloroso.
¿Has conseguido el estatus de refugiada?
Cuento con la segunda Tarjeta Roja, pero el caso aún no se resuelve y no sabemos cuándo se resolverá. Vivimos con la incertidumbre.
¿Qué dificultades habéis encontrado en vuestra solicitud de asilo?
El tiempo de espera para poder obtener el permiso de trabajo fue muy muy largo y nos generó mucha angustia. Fueron meses y meses a la espera de una respuesta para ejercer un derecho vital para cualquier persona: poder trabajar y tener ingresos propios para vivir.
¿Cómo te imaginas dentro de cinco años?
Casada, viviendo fuera de mi país porque cinco años es poco tiempo para que los problemas estructurales se resuelvan por completo, pero con la libertad de volver a él para ver a mi familia y apoyarla en lo que necesite.
¿Te gustaría volver a Perú?
Sí. Mi madre es una mujer cada vez mayor, viuda, vive sola y estoy segura que me necesita cada vez más a su lado. Me gustaría estar con ella el mayor tiempo posible hasta que ya no sea necesario.