De grano a Brownie: El viaje de nuestro cacao de Comercio Justo

¿Sabías que nuestras tarrinas están llenas del amor y la bondad del Comercio Justo?

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¿Alguna vez miraste en lo profundo de una tarrina de Chocolate Fudge Brownie y pensaste en todo lo que significa? Es pegajoso y delicioso, ¡pero debe haber algo más! Tenías razón. Déjanos acompañarte en este viaje que comienza con un humilde grano de cacao y termina con toda la euforia del helado en tu cuchara. Será un viaje salvaje. ¿Despegamos? 

 

Érase una vez un grano de cacao...

La historia de nuestro pequeño grano de cacao comienza allá donde nace más del 40% del cacao de todo el mundo: en una granja en la Costa de Marfil. Hasta ahora, es un grano de cacao como cualquier otro. Pero, lo que hace que nuestro grano sea un tanto especial es que, a diferencia de gran parte del cacao de aquí, se produce en condiciones de comercio justo.

¿Qué es el Comercio Justo?

El Comercio Justo es poner en valor lo “pequeño” para hacerlo “grande”. Es un sistema que asegura que los pequeños agricultores obtengan un trozo justo del pastel al recibir un precio honesto que nunca cae por debajo del valor de mercado.

Además, las empresas como nosotros que compran el cacao de Comercio Justo, pagan una suma adicional de dinero conocida como la prima social de Comercio Justo. Este dinero va directamente a los agricultores y sus comunidades para ayudar a mejorar sus vidas y medios de vida de la manera que ellos consideren conveniente. En 2018, pagamos 1.604.933 dólares en primas sociales por el cacao, que se destinaron a la construcción de una clínica médica, la contratación de una enfermera, la instalación de una bomba de agua y un conjunto de nuevos paneles solares. ¡No es poco! 

Emma, una encantadora agricultora de Costa de Marfil, ha visto aumentar sus ingresos de manera significativa desde que se unió a una cooperativa de Comercio Justo. Pudo mejorar su calidad de vida gracias a vender su cacao a un precio justo y a lograr una mejor cosecha tras la formación financiada a través de la prima.

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Y se convirtió en Brownie para siempre...

Una vez que nuestros granos se han molido en cacao, llegan a Yonkers, Nueva York. Aquí son horneados y convertidos en nuestros maravillosos brownies en Greyston Bakery, una empresa social que es un regalo de otro mundo. Greyston no sólo contrata gente para hacer brownies, sino que hace Brownies para poder contratar gente.

A través de su innovadora política de contratación de puertas abiertas, cualquier persona que quiera un trabajo tiene la oportunidad de trabajar, independientemente de su educación, historial de trabajo o barreras sociales pasadas. Cuando un puesto está disponible, la siguiente persona en la lista de espera lo consigue... ¡sin preguntas! Esta forma de hacer las cosas ha dado una segunda oportunidad a cientos de personas. ¡Y así logramos nuestros trocitos de brownies que además de saber bien, hacen el bien!

En la fábrica

Finalmente llegamos a nuestra fábrica, donde nuestros brownies son introducidos amorosamente en algunos de los más deliciosos sabores de la historia, como el Chocolate Fudge Brownie, el Half Baked o el Netflix & Chilll’d

Pero hay un personaje más en esta historia: ¡tú! La próxima vez que te sumerjas en una tarrina, disfruta sabiendo que hay algo más que un brownie en esos trozos: ¡también hay toda la bondad y el amor del Comercio Justo!

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