6 Victorias del cambio climático en 2020

La quema de carbón ha sido la mayor fuente de aumento de la temperatura mundial. Contamina el aire y es responsable de un enorme porcentaje del dióxido de carbono en nuestra atmósfera. Pero la buena noticia es que muchos países de Europa están eliminando el uso de carbón. España cerró la mitad de sus plantas de carbón este año. Austria cerró su última planta de carbón en abril, y también lo hizo Suecia. El Reino Unido estableció un récord de generación de energía sin carbón (alrededor de dos meses) a principios de esta primavera, marcando el tramo más largo que el Reino Unido ha pasado sin usar carbón desde la Revolución Industrial.

Si el estado de California fuera un país independiente, tendría la quinta economía más grande del mundo. También se encuentra entre los 10 mayores mercados de automóviles de pasajeros. Todo esto es para decir que la orden del gobernador de California Gavin Newsom de prohibir la venta de coches de gasolina nuevos para el 2035 es un gran avance. Pero tiene sentido que California tome la delantera en los esfuerzos para reducir los gases de efecto invernadero. Y es que ha estado bajo la creciente amenaza de incendios forestales extremos y otros desastres provocados por la crisis climática durante años. Además, esta temporada de incendios ha sido, una vez más, la peor de la historia. 

El COVID-19 ha devastado familias y comunidades en todo el mundo. Puede ser difícil centrarse en los signos esperanzadores en medio de la pandemia, pero las cuarentenas/cierres resultantes condujeron a un descenso significativo de las emisiones de carbono a nivel mundial. Y eso convenció a algunos líderes políticos de que este momento es lo que es: una oportunidad única en la vida para repensar cómo funcionan nuestras economías. A medida que los países se abren de nuevo, muchos están optando por reconstruir mejor con un plan de recuperación económica verde, asegurando que sean las personas y el planeta, y no las empresas, las que más se beneficien. Si tiene éxito, este movimiento podría lograr no sólo la justicia económica, sino también la justicia climática.

Hemos estado siguiendo el destino del oleoducto de acceso de Dakota (DAPL) durante años, así que aplaudimos  cuando un tribunal de distrito ordenó el cierre del oleoducto en julio. Esta fue la primera vez que un gran oleoducto de los EE.UU. fue ordenado dejar de operar por un tribunal por razones ambientales. Pero un mes más tarde, un tribunal de apelaciones detuvo esa orden de cierre, lanzando el proyecto una vez más al limbo. Esta decisión fue claramente un revés, pero los oponentes de DAPL siguen siendo optimistas. Estamos con los Sioux de Standing Rock mientras continúan luchando por la salud del planeta y la soberanía y bienestar de su pueblo.

Por mucho que necesitemos desesperadamente una acción más rápida y directa ahora mismo para pasar de los combustibles fósiles a la energía limpia, la tendencia general es clara: la energía renovable está en alza, a expensas del carbón y el gas. En el primer trimestre de 2020 la proporción de la electricidad mundial generada a partir de renovables fue de hasta el 28%,  un 2% más que el año pasado. El carbón y el gas todavía representan el 60% de la producción mundial de electricidad, pero sin embargo están en declive. Definitivamente son buenas noticias, pero si esperamos preservar algo parecido a nuestra forma de vida actual, ¡tenemos que acelerar los cambios que ya están en marcha!

Uno de los acontecimientos más inspiradores de los últimos dos años fue el surgimiento del movimiento climático global liderado por jóvenes. Los jóvenes de todo el mundo han exigido que los líderes políticos respondan a la crisis climática como si fuera una crisis. "Nuestra casa está en llamas", ha dicho Greta Thunberg, el tiempo de la demora y el debate ha terminado. Mientras que la pandemia redujo el tamaño de algunos eventos y marchas planificadas, el movimiento en sí sigue creciendo. Los activistas juveniles han estado en la primera línea de casi todos los impulsos de progreso en los últimos 60 años, por lo que no es sorprendente que hoy en día los jóvenes hagan lo mismo en la lucha mundial por la justicia climática y un futuro de energía limpia.