Queremos aprovechar para aclarar algunas cosas sobre por qué la protesta, lejos de amenazar una democracia, la fortalece. Es muy sencillo de entender.
La democracia es un término creado por los griegos hace más de 2500 años que literalmente significa “gobierno del pueblo” por la composición de Demos (pueblo) y Kratia (gobierno).
En España tenemos un sistema que se conoce como democracia representativa. ¿Qué significa exactamente? Sencillo, que toda la ciudadanía elige a sus representantes y estos deben gobernar en su nombre y para el beneficio colectivo. ¿Te parece pan comido?, ¡Pues no lo es!! Construir una democracia fuerte y sana es un trabajo muy complejo y hay muchos factores en juego. No hay más que mirar atrás en la historia para darse cuenta.
Una democracia fuerte es aquella que sabe gestionar las diferencias entre las distintas ideas de la ciudadanía y que permite y protege un debate sano a su alrededor. Siempre dentro del marco de los derechos humanos por supuesto, ¡difundir el odio entre colectivos y poner en jaque derechos humanos no vale! Es decir, a estas alturas de la vida no tiene ningún sentido ponerse a debatir si una mujer puede votar o si las personas homosexuales se pueden casar. En esto estamos de acuerdo. Avancemos.
Para asegurar este debate sano es imprescindible que todas las personas puedan participar. Un mecanismo creado para ordenar estas discusiones son los debates parlamentarios que llevan a cabo los y las diputados/as, las personas escogidas mediante las elecciones. Por eso, es imprescindible que las elecciones sean inclusivas y que todos los colectivos estén representados. Si se excluyen colectivos en los procesos electorales, como a las personas migrantes, hijos de migrantes o las personas menores de 18, no se representa a todo el mundo y por lo tanto, se reduce la calidad de la democracia, y eso ¡no lo podemos permitir!
Otro mecanismo imprescindible para garantizar una democracia de calidad es que la ciudadanía tenga capacidad de controlar a sus gobernantes y que éstos rindan cuentas a la ciudadanía en relación a sus compromisos. Para asegurar que esto pasa y que se escucha nuestra voz, la ciudadanía tenemos varios canales, siendo uno de ellos el derecho a manifestarnos de forma pacífica y organizarnos para defender nuestros derechos. Así pues, en una democracia plena, el derecho a la protesta debe estar plenamente protegido y garantizado, asegurando la integridad física de las personas que se manifiestan. Por este motivo, leyes como la de Seguridad Ciudadana nos dan muy mala espina. Porque en Ben&Jerry’s siempre nos posicionamos del lado del derecho a la manifestación y la libertad de expresión.
Además, creemos que no sólo tenemos el derecho de manifestarnos sino que es un deber hacerlo cuando se vulneran los derechos humanos de cualquier colectivo. A nosotros nos encontraréis al lado de los derechos humanos y la democracia, siempre. Porque no somos quejicas, ni ofendiditos, somos ciudadanos que conocen sus derechos y no piensan renunciar a ellos. ¿Y tú, te sumas?
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